miércoles, 20 de abril de 2011

Neuronas “espejo”.


Los avances en el campo de las neurociencias están desvelando aspectos, hasta ahora desconocidos, del funcionamiento de nuestro cerebro y posibilitando con ello la de reelaboración de un modelo de comportamiento de esté más completo y ajustado a la realidad.

El estudio del comportamiento de las neuronas en lo que se refiere a su fisiología permite cada vez más aproximarnos a la explicación científica de la actividad psíquica del ser humano. La percepción, como entrada principal al mundo del procesamiento cognitivo, cada día se aproxima más a un mecanismo fisiológico en el que las neuronas juegan un papel fundamental.

Una “red neuronal” es una unidad de orden superior constituida por neuronas entrelazadas, con una serie de funciones especificas, que permiten clasificarla dentro del sistema general al que llamamos cerebro.

La correlación entre una red neuronal y una conducta es uno de los puntos más escabrosos de las neurociencias, algo así como la aproximación entre biología y psicología. Aquí, aún existen importantes diferencias entre escuelas y líneas de pensamiento. Pero lo que es cierto es que, a medida que se nos desvelan nuevos misterios de la bilogía, nos aproximamos más al modelo funcional real de nuestro cerebro. Elementos “racionales” y “emociones” están cada vez más próximos en el modelo, de tal forma que podemos hablar de mecanismos neurológicos que habitan en ambos campos, o mejor dicho que procesan información en ambos sentidos permitiéndonos, por ejemplo, el reconocimiento de expresiones faciales, y determinadas reacciones en base a la imagen percibida del mundo exterior.

En la década de los noventa el equipo de investigación de de G.Rizzolatti descubrió un tipo nuevo de neuronas a las que se les denominó “neuronas espejo”. Estas neuronas no solo se activan cuando un individuo ejercía una acción motora sino también cuando contemplaba simplemente una acción realizada por otro individuo. Es decir que se registraba acción en la neurona que reflejaba el comportamiento de otros seres externos, dicho de otro modo, actuaba como un tipo de espejo, de ahí que se les denominó neuronas espejo. Esta explicación es muy grosso modo, como se puede imaginar el lector, pero nos sirve para entender la principal función de este tipo de neuronas.

Es interesante recoger la opinión de G. Rizzolatti que nos dice: “Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando.

La participación de estas redes de neuronas espejo en la realización de acciones llevadas a cabo por el “sistema motor” de nuestro cerebro cambia el modelo de ejecución de ordenes emitidas por el cerebro, dejando de ser éste un “ejecutor pasivo” y convirtiéndose en un mecanismo más complejo que toma en consideración otras informaciones: en este caso las derivadas del proceso de información de redes de neuronas espejo. Así lo afirma el prestigioso investigador V.S. Ramachandran que nos dice que “las neuronas espejo harán por la psicología lo que el ADN hizo por la biología: proporcionar un marco unificador que ayude a explicar una multitud de capacidades mentales que hasta ahora han permanecido misteriosas e inaccesibles a los experimentos”

Actuar en base a las intenciones de otros es realmente el resultado real de nuestro comportamiento. El conocimiento del mundo exterior escrito en un mapa neuronal dentro de nuestro cerebro es un recurso de “computación de la información” muy interesante. La comprensión de las intenciones y las emociones de otros es esencial para la vida social y el fundamento de los comportamientos morales.

Actuar por empatía es realmente una forma de actuar inteligente en la que es necesario el procesamiento de las emociones del “otro” para poder tener una idea exacta de esa realidad bilógica y física externa con la que debemos interactuar. Algunos investigadores han llegado a plantear la importancia que representan estas neuronas espejo en el desarrollo del lenguaje como rasgo fundamental en el proceso de hominización de los primates dentro del proceso evolutivo del que somos consecuencia.

V. Gallese platea la hipótesis de un “mecanismo de simulación” de los procesos motóricos, emocionales y cognitivos que se fundamenta en la elaboración de un modelo simulado de comportamiento en la mente del individuo que observa a otro, y que le permite, con la colaboración de las redes de neuronas espejo, comprender la intención y la motivación del individuo que tiene frente a sí mismo.

En lo que se refiere al aprendizaje, parece que las neuromas espejo juegan un papel muy importante. Si somos capaces de recoger en nuestro cerebro imágenes espejo de la realidad externa estamos en disposición de aprender utilizando “patrones” de comportamiento observados en otros. Si vemos que alguien recibe una pedrada y en su expresión se manifiesta el dolor es fácil que aprendamos sin necesidad de que nos den a nosotros otra pedrada que esta acción produce dolor y es una sensación no deseable. El aprendizaje tiene mucho que ver con la simulación y la utilización de “modelos espejo”. Algo parecido ocurre cuando alguien se ríe a nuestro lado y nosotros nos reímos aun sin saber el motivo por el que lo hace. En este caso decimos que la risa se nos pega.

Terminamos con otra cita de V.S. Ramachandran : “Incluso el rasgo que constituye la quintaesencia de lo humano, nuestra propensión a la metáfora, puede estar basada parcialmente en la clase de cruces de dominios de abstracción que median las neuronas espejo; (…) Esto explicaría por qué cualquier mono podría alcanzar el cacahuete, pero sólo un humano, con un sistema de neuronas espejo adecuadamente desarrollado, puede alcanzar las estrellas.

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