lunes, 15 de febrero de 2010

Déjà vu


Déjà-vu (del francés´ ya visto´) o paramnesia es un término que fue acuñado por primera vez, por el investigador francés Émile Boirac a principios del siglo XX en su libro L’Avenir des sciences psychiques (“El futuro de las ciencias psíquicas”), basado en un ensayo que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago.
Cuando la memoria abre la caja de los recuerdos no siempre saca de ella imágenes o experiencias vividas realmente. A veces aparecen en nuestra mente, bien en el sueño o en la vigilia, imágenes o recuerdos de lugares o personas que nunca existieron en la realidad pero que sin embargo nosotros reconocemos como vividas en el pasado. ¿Qué explicación da la ciencia a este fenómeno?, ¿realmente la ciencia toma en consideración este rescate de “vivencias no vividas” en el pasado?


En cualquier ámbito del saber existen puntos o lugares en los que se ponen de manifiesto determinados fenómenos que escapan a una explicación convincente o demostrable experimentalmente en el laboratorio. En este caso, en torno a estas cuestiones surgen una serie de explicaciones muchas de las cuales son meras especulaciones que solo alimentan mentes imaginativas.

La paramnesia es quizá uno de estos lugares oscuros de la psicología y las ciencias neurológicas que se ha venido prestando a explicaciones y argumentaciones de dudoso rigor científico.

Se ha encontrado una correlación clínica entre la experiencia de déjà vu y desórdenes tales como la esquizofrenia y la ansiedad, y la probabilidad de sufrirlas se incrementa considerablemente en sujetos que están en tales condiciones. Sin embargo, la asociación patológica más fuerte del déjà vu es con la epilepsia del lóbulo temporal. Esta correlación ha llevado a algunos investigadores a especular que la experiencia de déjà vu es posiblemente una anomalía neurológica relacionada con descargas eléctricas indebidas en el cerebro.

Aproximadamente, siete de cada diez personas han tenido esta sensación en algún momento. La mayoría de los casos se da en personas cuyas edades oscilan entre los quince y los veinticinco años. En estas ocasiones se suele considerar como una especie de "experiencia extrasensorial”, pues se tiene la idea de que en el pasado tuvimos una visión fugaz de lo que ocurriría en el futuro. Sin embargo, los investigadores de los procesos neurológicos han formulado varias teorías que sitúan este fenómeno en el campo de la actividad del cerebro.

Como la mayor parte de las cosas que tienen que ver con los procesos neurológicos, el tema es bastante complejo. Sin embargo las investigaciones mejor documentadas indican que puede haber una conexión entre la paramnesia y la epilepsia. Se han documentado numerosos casos en que el sentimiento de "déjà-vu" ocurre antes, durante y después de las convulsiones epilépticas en personas que sufren casos severos de este mal.

La duda, en cualquier caso, no radica en la veracidad o no de los recuerdos, que parece bastante claro, que no lo son, siendo más bien un trastorno mental transitorio y de poca importancia. La cuestión a investigar es ¿de dónde saca nuestra mente las imágenes para componer estos escenarios que creemos haber visitado y conocido realmente?, ¿Qué mecanismo ordena y compone esta película? ¿Por qué de esa convicción de haber vivido realmente aquello que solo es una fantasía?
Para la investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) “Ramón de la Fuente Muñiz”, Miriam Feria, este problema puede considerarse normal si no excede de uno o dos veces por año. En esa situación, ese desorden cerebral, no produce por lo general grandes problemas, es perfectamente normal y no interfiere en nada con nuestras vidas. Sin embargo, cuando sobrepasa esa cifra, debe recurrirse con un especialista ya sea un neurólogo o psiquiatra para comenzar un tratamiento.

Existe una teoría, hoy cuestionada por el equipo que encabezan Akira O’Connor y Chris Moulin científicos de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, que trata de explicar el fenómeno de la paramnesia por un problema de retraso en el envió de la información visual entre uno ojo y otro llegando al cerebro espaciadas por microsegundos las imágenes de un ojo y otro, lo que provocaba una sensación de que algo se veía por segunda vez. Esta teoría parece errónea dado que se han registrado síntomas de paramnesia en invidentes. Esta teoría se denomina “de la demora óptica”
El psicoanálisis ha entendido el “déjà vu” como el resultado de los sueños diurnos, de las fantasías inconscientes de la persona y no faltan los pseudo científicos que han asociado la experiencia a la metafísica, la reencarnación y los poderes ocultos de la mente.

La construcción de los pensamientos en base a la percepción no parece ser un mecanismo sencillo. Las sensaciones traducidas en emociones y guardadas en forma de imágenes o recuerdos puramente sensoriales como olores sabores o sonidos son rescatadas para la construcción de escenarios que nos permiten la evocación del pasado con cierto realismo. Sin embargo, a juzgar por estas patologías de la memoria, no siempre las cosas salen bien en esta reconstrucción del recuerdo o en la propia percepción del presente. De la misma manera que los campos eléctricos y magnéticos modifican el comportamiento de las radiaciones eléctricas, sonoras, caloríficas y luminosas produciendo efectos cuánticos y caóticos no predecibles, así puede ocurrir en los procesos cerebrales, en donde existen interferencias que deforman la reconstrucción de los acontecimientos vividos, generando imágenes que no tienen su respaldo en nuestra memoria. Por hacer un símil informático, son ficheros fantasmas en el “disco duro” de nuestro cerebro.

Seguramente los especialistas en psicología de la percepción tendrán mucho que explicar añadiendo a los modelos neurológicos ese necesario argumento subjetivo que constituye la realidad del individuo, su mundo, su forma de interpretar la realidad y de manejar patrones de conocimiento basados en los recuerdos. Quizá la evocación de un recuerdo de algo que no existió es una forma de querer transformar la realidad por distintos intereses o simplemente por un trastorno de la propia personalidad del individuo.

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