Se sortea la ubicación de un cementerio nuclear en España y aunque parezca mentira algunos ayuntamientos con el apoyo popular detrás han solicitado que se instale en su término municipal. En otros tiempos no se pedía opinión o permiso a los ayuntamientos para la instalación de estos y si no te gustaba vivir cerca del cementerio nuclear te marchabas a otro pueblo.
Sin embargo, hoy las cosas han cambiado y, el triste panorama de la supervivencia al que se enfrentan algunos pequeños pueblos de nuestro país empuja a sus habitantes a pedir en su término la ubicación de estos peligrosos y no deseables lugares. Las gentes, quizá con la vista únicamente puesta en el tema económico, se dejan convencer ante la promesa de millonarias cifras de dinero que en compensación entran en la localidad, dinero del que unos y otros piensan disfrutar de un modo directo o indirecto, olvidándose de asuntos como la calidad de vida y los riesgos reales de padecer enfermedades como consecuencia de vivir en la proximidad de estas instalaciones.
Un almacén temporal centralizado (ATC), como se llama técnicamente al cementerio nuclear es una instalación en la que se depositan los residuos de actividad baja y media con el fin de que el alcance de sus radiaciones sea limitado y de ese modo se evite la contaminación descontrolada de la zona en donde se encuentra.
El Gobierno ha convocado un concurso abierto a todos los ayuntamientos de España, que además de beneficiarse de la creación de entre 300 y 500 puestos de trabajo, 800 millones de euros de inversión total, construcción de un centro de investigación y de un parque empresarial, además de 11,5 millones de euros anuales en ayudas para acoger este almacén que urge su instalación en suelo español para evitar la sangría que supone tener que enviar los residuos a Francia, país al que ya hemos pagado 200 millones de euros desde 1994 hasta hoy para que ellos se hagan el cargo de nuestra basura nuclear. Como ven el caramelo que se ofrece es muy atractivo.
El conflicto que se ha creado entre administraciones locales y regionales ha salpicado de manera directa hasta a la propia disciplina dentro de los partidos políticos, cuyos intereses lógicamente están centrados mas allá de los intereses de un puñado de habitantes perdidos en un pueblo sin futuro. Los partidos políticos enarbolan estandartes ecologistas con un cinismo fuera de lo común. Los gobiernos regionales y los partidos políticos buscan los votos de la mayoría de los ciudadanos que obviamente rechazan la ubicación de estos ATCs en sus regiones. Los alcaldes se enfrentan a sus propios partidos y son coaccionados y amenazados con la expulsión del partido. El asunto está siendo magnificado y publicitado por los medios de comunicación con el objetivo, entre otros, de poner una cortina de humo sobre el principal asunto que debería preocupar al país: La crisis económica, cuyas consecuencias se prevé que sean desastrosas hasta llevarnos al borde mismo del colapso económico y social.
Se habla mucho de los riesgos, pero se habla poco de la manera de solucionar el problema de los residuos. Resulta evidente que los residuos han de ir a parar a algún lugar y que de una manera u otra alguien los tiene que tener cerca de su casa. La utilización de los combustibles nucleares en las centrales eléctricas es, de momento, una cuestión irrenunciable, no se puede prescindir de este tipo de energía en estos momentos y es muy difícil que se pueda en un plazo de al menos 50 años.
No se cuenta a la gente que muchas centrales guardan parte de sus residuos en sus propias instalaciones y seguramente en peores condiciones que en una instalación como lo es un ATC, tampoco se le ha contado debidamente a los ciudadano que algunas de las centrales nucleares de nuestro país han estado funcionando en situación precaria de seguridad con el consentimiento de los propios gobiernos regionales como lo ha sido, hasta su reciente cierre, la central de Zorita en Guadalajara que gozó de prorrogas de funcionamiento con el consentimiento del gobierno, cuando debió ser cerrada. Debería explicar estas cosas el propio presidente Regional de Castilla La Mancha a sus ciudadanos: Ahora no a los cementerios nucleares y antes permitir a la continuidad de funcionamiento de una central que no cumplía las condiciones de seguridad mínimas y que además estaba fuera de su periodo de vida. Explíquese Sr Barreda.
Sólo es cuestión de recurrir a las hemerotecas para enterarse de la azarosa trayectoria de la energía nuclear en nuestro país. Las otras dos centrales conflictivas en España junto con la mencionada de Zorita son la central de Garoña en la que el pueblo salió a la calle para pedir que no se cerrase y aun no se sabe qué hacer con ella, y la Vandellos I que se cerró como consecuencia de un accidente. Así se gestiona la energía nuclear en nuestro país.
¿Es justo que para que un ciudadano pueda tener el aire acondicionado a 18 grados o la calefacción a 28 otro ciudadano tenga que tener peligros residuos de larga duración y poder devastador junto a su casa? No, ¿verdad?, claro que no, de la misma manera que no es justo que un ciudadano se muera de sed y de hambre mientras otros tira la comida en los contenedores de basura. Así es la vida, esta vida que nos regalamos los civilizados seres humanos. ¿En donde está la racionalidad? No sean ingenuos mis queridos conciudadanos, en el caso que nos ocupa tienen que entender que la basura forma parte de nuestro paisaje y que para poder gozar del bienestar que tenemos debemos pagar un alto precio y asumir unos riesgos. Si lo analizan desde otro punto de vista se equivocan. Creo que se ha de acabar con la demagogia y la manipulación y se debe realizar una planificación energética razonable y racional, de acuerdo con las posibilidades del mercado y siempre, eso sí, apelando a la contención del consumo y la implantación de políticas de educación medioambiental que posibiliten el uso de nuevas fuentes y aseguren un nivel mínimo de riesgos para las actuales, sin olvidar que la seguridad se debe pagar y también las energías limpias.
El gobierno de España, de manera bastante torpe, en mi opinión, ha abierto un plazo de tiempo para que los ayuntamientos soliciten la ubicación de esta planta de residuos en sus términos, poniendo la “patata caliente” en los gobiernos autonómicos y en los ayuntamientos.
En este asunto del ATC las compañías eléctricas generadoras de residuos no aparecen para nada, sin embargo, si que lo hacen cuando anuncian energías limpias como la solar o la eólica, en donde si se ocupan y preocupan de que los ciudadanos sepan que los dineros de los accionistas contribuyen a nuestra calidad de vida. Resulta cínica la cosa ¿verdad?
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