Venganza, fanatismo religioso, odio, amor… ¿Qué es lo que mueve a un ser humano a la autoinmolación por una causa?
Amanecía en la ciudad de Moscú, decenas de miles de seres humanos se dirigían a su trabajo en un lunes cualquiera, o quizá no lo era. 29 de marzo de 2010. Un autobús procedente de la ciudad de Kizliar de la República de Dagestan, llega a la ciudad. En el viajan dos jóvenes musulmanas de las que nadie sospecha nada. Para ellas es un día especial, es el día en el que finalmente abandonaran este mundo para entrar en el paraíso para reencontrase con sus amados esposos muertos a manos de la policía rusa por defender supuestamente la independencia de su país. Alá, su dios, les guía en este acto heroico. El enemigo jamás puede ser perdonado, la piedad no existe para aquellos inocentes que van a morir con ellas. En su mente no existe ninguna idea que les permita una mínima duda para evitar llevar a cabo su macabro plan. Todo está perfectamente estudiado. Sus entrenadores han realizado un trabajo concienzudo. Su objetivo: provocar una matanza en dos estaciones del metro moscovita.
Los atentados se llevaron a cabo tal como habían sido planeados. La primera explosión en la estación de Lubyanka a las 7:56 de la mañana y la segunda se produjo en la estación Park Kultury. El balance fue de 39 personas muertas y 72 heridas. De las dos jóvenes terroristas se identificaron sólo algunos restos. Una de ellas llevaba la foto de su marido y una carta de amor que terminaba con la frase: "nos volveremos a encontrar en los cielos”.
Resulta difícil comprender determinadas actitudes o comportamientos humanos que acaban en tragedias, como es el caso de las dos jóvenes de 17 y 20 años inmoladas en este acto terrorista llevado a cabo en el metro de Moscú. Eran viudas de jefes guerrilleros del Cáucaso abatidos por la policía moscovita. ¿Qué explicación científica se puede dar a este comportamiento? ¿Existe alguna explicación plausible?
Se nos queda parado el corazón y no somos capaces de explicarnos este terrible sacrificio ni siquiera ante el desgarro afectivo y emocional que pudo significar la pérdida de sus parejas a estas jóvenes. El asunto preocupa mucho a las autoridades de todos los países, dado que contra este tipo de acciones terroristas, en las que el propio ejecutor de la acción es una víctima que se inmola, son muy difíciles por no decir imposibles de controlar y prever.
¿Qué puede mover a una joven a colocarse en su cuerpo unas cargas explosivas y hacerlas detonar en medio de una masa humana? Es evidente que a la luz de la razón resulta muy difícil comprender este acto, al menos la razón que nos damos a nosotros mismos en nuestra sociedad del siglo XXI. ¿Cuánta desesperación y odio se debe acumular en la mente de una persona para llevar a cabo esta macabra forma de suicidio? ¿Quizá más que la que se da en un suicidio convencional? Morir matando es una extraña aberración suicida, pero en realidad podría no serlo tanto, cuando el acto se engloba en un contexto de odio y fanatismo político religioso o racial, o sencillamente como respuesta a una situación de persecución de índole política, racial, económica, etc…
La violencia humana no siempre es comprendida o justificada. Resulta difícil comprender y explicar de manera creíble algunas de sus manifestaciones. Las explicaciones que aparecen en los medios de comunicación, ante estos actos siempre llegan del mismo lado y muy pocas veces se nos cuentan las tragedias humanas de aquellos que aparecen como culpables. Se empeñan los gobiernos en mostrarnos una visión parcial de los asuntos, una descripción de los hechos a la luz de su conveniencia, pero pocas veces ajustada a la realidad. Pocas y mal documentadas son las explicaciones que aparecen en los medios de comunicación acerca de los terroristas, de sus motivaciones, de sus tragedias personales. Sin embargo casi nadie presta atención a la firma de un documento o la consecución de un acuerdo secreto en los gobiernos, que puede llevar a la banca rota a un país, arruinar la vida de millones de familias o provocar guerras y matanzas gigantescas. Existe un terrorismo político, de estado, practicado por algunos estados y sus gobiernos cuya magnitud supera en crueldad a la de cualquier grupo terrorista y de la que casi nadie denuncia.
¿Qué sabe usted de la República de Dagestan? ¿Qué piden y que se les niega a aquellos ciudadanos? ¿Qué se les da y que se les arrebata? De aquellos vientos que se fueron sembrando en un pueblo se recogen estas tormentas. La injustica no se queda en las víctimas inocentes que murieron en el metro moscovita aquella mañana del 29 de marzo de 2010, la injusticia llega más lejos: la violencia es una estrategia para gobernar el mundo y el miedo uno de sus poderosos instrumentos.
Que alguien nos explique el motivo de las guerras que apoyan y mantienen países como los EE.UU. en las que centenares de miles de personas mueren. Piensen en las veces que una bomba, cuya trayectoria se calculó mal mató a decenas de inocentes. En este caso se nos habla de acto de guerra. En el metro de Moscú se nos dice que es terrorismo. Unos, sólo apretaron un botón y lanzaron un misil, las otras se ataron a la cintura unos explosivos y murieron con sus víctimas. Los unos mueven tanques en una maqueta en la sala de operaciones del pentágono, los otros se esconden en las montañas y fabrican sus propias armas. ¿Cuál es la diferencia entre estas dos formas de asesinar? A unos se les paga una policía y un ejército para que les proteja y a los otros se les pone precio a su cabeza. ¡Por favor piensen en ello!
Yo necesito mas datos en esta historia, necesito saber de la vida de dos jóvenes cuyos cuerpos fueron despedazados por las bombas, saber quién y cómo se sembró en sus corazones el odio, quién las entrenó y porque, para matar. Sin esa información sólo puedo llorar por todas las víctimas, las del metro y las otras miles, millones, de victimas que viajaban aquella mañana hacia sus destinos en cualquier ciudad del mundo gobernada por unos políticos de los que también necesito saber cuáles son sus obras y sus intereses. Necesito saber más cosas para condenar a los unos y disculpar a los otros.
Los gobernantes condenan la violencia de los terroristas y yo también la condeno, pero quien condena la violencia de los que gobiernan, y con sus leyes o con su incompetencia y egoismo provocan tanto dolor en los ciudadanos. Intenten responder a una pregunta ¿Qué va a pasar con aquellos que se han enriquecido robando el dinero a los ciudadanos en esta gigantesca crisis económica que nos asola? ¿No les parece terrorismo llevar a millones de familias al paro, destruir sus vidas? Quizá existen dos varas distintas para medir el terrorismo en el mundo, por eso ocurre que dos mujeres hoy están en el “paraíso” por haber matado a 40 inocentes.
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