Nuestro cuerpo, como el de los animales, mantiene en su interior y también en su piel y pelo una gigantesca multitud de seres vivos con los que en ocasiones mantenemos muy buenas y fructíferas relaciones. Otras veces nuestras relaciones son de franca enemistad y en contadas ocasiones alojamos a auténticos enemigos que nos pueden provocar enfermedades e incluso la muerte.
Hace muchos años leí un libro que aún conservo que se denominaba “La República del cuerpo humano”. Un genial libro de lectura que se usaba en la escuela dentro de aquellos maravillosos libros que hace ya más 40 años servían para divulgar la ciencia, la tecnología, las artes, los oficios y en definitiva el conocimiento en su vasta extensión: libros de lecciones de cosas.
En aquel libro descubrí una interesante forma de explicar la anatomía y la fisiología del cuerpo humano, realizando una curiosa e interesante analogía con lo que sería una “ideal república de seres” en la que cada uno tenía una función, órganos, tejidos, sangre y bacterias trabajan en equipo para mantenernos vivos y saludables. Luego, esta misma idea se llevo a cabo en la elaboración de una magnifica obra denominada “Erase una vez el cuerpo humano”, que aún pueden verla o adquirirla. Pues bien en este caso, y en recuerdo y homenaje a estas magnificas iniciativas de divulgación quiero hablarles de cómo dentro de nuestro organismo viven, en ocasiones armónicamente, cientos de millones de seres, en su mayoría invisibles a simple vista, sin los cuales quizá no podríamos vivir.
Recientemente aparecía en las páginas de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), un artículo en el que se decía que “los microbios que pueblan la flora intestinal son mucho más variados en el caso de los niños africanos, seguramente gracias a su dieta rica en fibra, frutas y verduras”. Por el contrario, 15 niños italianos que participaron en este estudio de Paolo Lionetti y su equipo (de la Universidad de Florencia) le deben a las grasas animales, azúcares y excesivas calorías el 'empobrecimiento' de los millones de microbios que pueblan sus intestinos. A peor dieta, menor variedad de flora intestinal, podría resumirse.
Existe un “micro mundo” dentro de nosotros que controla nuestro mundo. Ciertamente la idea es apasionante y los investigadores no dejan de descubrí cada día nuevos mecanismos relacionados con estos seres unicelulares en su gran mayoría que habitan nuestro intestino y que trabajan sin descanso en los procesos de síntesis de los alimentos facilitando a su vez el tránsito normal y la evacuación de nuestros excrementos.
El investigador y biólogo molecular Miguel Vicente Muñoz en un artículo al que titula “Bacterias: el primer regalo de mama” describe de forma muy gráfica y comprensible para cualquier lector el importante papel que juega la madre en el momento de dar a luz a su hijo en relación con la dotación de una parte de sus propias bacterias al hijo, describiéndolo en los siguientes términos: “Nada más venir al mundo, los bebés pasan de un ambiente prácticamente estéril, en el que no han estado en contacto con ningún microbio, a un mundo en el que pululan bacterias, virus y otros microorganismos. El bebé es para ellos como un territorio sin dueño que se apresuran a colonizar. Para el recién nacido es de importancia vital que en su cuerpo se desarrollen las bacterias más adecuadas para ayudarle a vivir y a defenderse de otros microbios que pueden ser dañinos. Según se concluye en una reciente investigación (se publica en la misma revista anteriormente reseñada PNAS con fecha 21 de junio de 2010), las primeras bacterias que recibimos al nacer son un regalo de nuestra madre y son diferentes según el parto ocurra de forma natural o por cesárea”
¡Qué maravilla!, ¿no creen? La biosfera es increíblemente compleja a la vez que sencillamente lógica. Las relaciones entre los seres vivos y su interacción constituyen la clave del éxito continuado de la vida en nuestro planeta. Decimos que la naturaleza es sabia y dese luego no nos equivocamos al hacerlo. Una colonia de bacterias tiene una misión que cumplir, y a pesar de lo que pudiera parecer en principio una anomalía, luego descubrimos que no lo es. Las relaciones entre los seres vivos, estudiada en lo que se denominan las “cadenas tróficas” son los eslabones que constituyen el armazón de los biosistemas o de los propios sistemas ecológicos.
Que necesitamos de las bacterias para vivir es un hecho incuestionable. Hasta el mismo oxigeno que respiramos y el agua que bebemos están relacionados con este complejo mecanismo que constituye el puzle de la vida. Sin las plantas no hubiese sido imposible pasar de una atmósfera reductora en nuestro planeta absolutamente irrespirable para nosotros a una atmósfera oxidante que es a la actual, el oxigeno es un elemento fundamental para la vida de nuestras células. Sin embargo, ¡que curioso! Si no hubiese existido aquella atmósfera primitiva reductora (con escaso oxígeno y mas hidrógeno y derivados del carbono, la vida no hubiese podido desarrollarse, al menos la vida que conocemos. Podemos decir que dependemos de unas condiciones físico-químicas y de una compleja organización de seres vivos que trabajan en simbiosis.
Piense, mi querido amigo lector, que cuando se altera nuestro aparato digestivo debido a una infección gastrointestinal lo que ocurre es que una buena parte de esta “flora intestinal” formada por millones de bacterias que viven en nuestro intestino sufre una agresión y muere. Esta situación de pérdida de flora en nuestro intestino provoca las diarreas o los vómitos cuando se trata de una afección estomacal.
No es la misma la flora de cada ser humano, su naturaleza y composición está relacionada con el medio ambiente en el que vivimos, por lo tanto es muy importante que tomemos precauciones cuando viajamos y nos desplazamos a otro país o continente ya que allí nos encontraremos no solo otros agentes patógenos externos sino que nuestra flora intestinal será más vulnerable a ellos.
La permanencia continuada en un país hace que nuestra flora se transforme de algún modo y poco0 a poco se adquiera cierta inmunidad a las infecciones gastrointestinales. Las aguas, no olvidemos que son una fuente de entrada de bacterias, bacilos y virus a nuestro aparato digestivo y ellas son, junto con los alimentos las responsables de la mayor parte de las infecciones. Una buena medida profiláctica, sobre todo ahora y en los países tropicales es n tomar agua que no sea embotellada o de la que tengamos seguridad de su potabilidad. Del mismo modo que cuidémonoslos de tomar alimentos no cocinados o frutas sin lavar adecuadamente.
1 comentario:
Hola! Si queréis información sobre bacterias, que son, tipos, características, pasaos por aquí, a mi me ha sido muy útil:. Tipos de bacterias
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