Escribo este artículo cuando estoy a punto de iniciar un viaje a Ecuador invitado por la Universidad Técnica de Ambato para participar en lo que ellos llaman allá “eventos internacionales de formación”, al mismo tiempo aprovechare mi estancia allá para asistir a la inauguración de un comedor escolar que gracias a la generosidad de un grupo de empresarios de Tomelloso y del Ayuntamiento de esta ciudad, la Fundación Líder a construido allá en un pequeño pueblo en plenos Andes. Mi doble misión me separara de mis tareas cotidianas de profesor y me permitirá profundizar más en mis relaciones con las gentes de aquel maravilloso país que ya me acogió en otras ocasiones.
Antes de irme decido escribir este artículo con el fin de no privar a mis lectores de esta cita con la ciencia a las que les llevo acostumbrados desde hace ya más de una década..
Quiero hablarles un poco del estado en el que se encuentra nuestra nuestro mundo, amenazado por una crisis económica de magnitud mundial cuyas consecuencias pocos se atreven a pronosticar, dados los incuestionables datos que vienen arrojándose a través de los informes de las instituciones y autoridades monetarias y de los mismos gobiernos. En mi opinión la crisis no es solo económica, entiendo que estamos en una crisis multifactorial de un calado inimaginable.
Cuando oigo y leo las manifestaciones de nuestros gobernantes, presidentes, ministros, banquero, sindicalistas, y demás responsables de estamentos sociales, no tengo por menos que indignarme y sentirme claramente engañado y por que no decirlo, estafado en todos los órdenes de la vida. ¿Sigo preguntándome en donde están ahora los beneficios multimillonarios e los bancos y las empresas multinacionales?, ¿qué paso del maravilloso paradigma de la “globalización”? Ocurre que de pronto los sistemas financieros, las reglas del juego de la banca, y los controles de los organismos internacionales no han sido capaces de preveer y de frenar esta imparable carrera decelerada de la economía mundial.
¿Cómo es posible que ninguno de estos grandes hombres de las finanzas hayan sido tan torpes de caer en la mas antigua de las trampas?, seguramente nadie responderá a estas preguntas en la próxima cumbre del G20 que se celebrara en EE.UU. presidida por uno de los mayores responsables de esta debacle que nos empieza a quitar la respiración, el señor Bush. Este que ahora dicen los cronistas de la Casa Blanca anda arrepentido reconociendo errores y entonando “mea culpa” a la vez que recibe en su despacho oval a otro nuevo prohombre que nos han presentado a la opinión publica mundial como el “salvador del mundo”. ¿Por qué no les preguntamos que opinan de esta bufonada a los indigentes, a los parados, a los que el banco dejo de darles prestarles dinero, sobre su opinión de este asunto y de los salvapatrias que ahora van a escribir un nuevo código “deontológico” para el buen gobierno del mundo?
Se ha preguntado mi querido lector que va a ser de los países pobres a partir de ahora, ¿acaso van a seguir recibiendo limosna de los ricos? Creo sinceramente que mientras que no se sienten en el banquillo aquellos que sin ningún escrúpulo han venido robando y engañando con operaciones bancarias de alto riesgo y jugando al monopoly con el planeta, no se podrá empezar a escribir el nuevo “manual de usuario” de este decrépito y moribundo planeta adormecido por los cantos de sirenas del falso progreso de una minoría de ciudadanos que ahora ven que su dinero y sus haciendas les ha sido arrebatado.
Uno, ahora que viaja a un país pobre y con una de las mayores tasas de emigrantes siente que estamos muy lejos del “crecimiento sostenible” y de otras tantas canciones celestiales que los ingenieros de las finanzas nos han hecho llegar en boca de políticos y jefes de estado exclusivamente comprometidos con aquello que les debe mantener en el sillón. Uno ve que empresas eléctricas que han enviado millones de toneladas de CO2 a la atmosfera a través de sus centrales térmicas de producción de energía eléctrica ahora dicen defender un planeta limpio gracias a las energías renovables. ¿Quién se puede creer esto? Les invito a que lean los informes de la ONU en materia de población, agricultura, educación, y sanidad y podrán comprobar el terrible atentado que significa que alguien se asome por la caja tonta llamada televisión y hable de sostenibilidad y de energías limpias, como ahora es moda que siguen los políticos retirados de la política. ¿Quién podrá salvar el mundo de estas tropelías?
Ahora se habla de una especie de socialización del sistema económico EE.UU. ese que fue el abanderado del más exacerbado neocapitalismo que jamás se pudiera concebir. ¿Hay que creer esto?, ¿si?, ¡díganme por qué!
El actual manual de buenas costumbres y guía de cabecera del orden económico internacional parece que se escribió allá por los años cuarenta del pasado siglo. Entonces, las consecuencias de una guerra mundial dejaron sin habla a los teóricos de la economía y los jefes de estado decidieron construir un orden mundial que regulase y asegurase a la vez la estabilidad de los países. Ahora parece que el modelo ha fracasado y necesitamos nuevos Mesías que escriban una “nueva guía”. Parece bastante lógico que después de tanta depresión y frustración acumulada por una estructura capitalista ajena a los agentes más débiles de la sociedad, ahora se busque con urgencia un modelo que salve al mundo y devuelva la confianza de los ciudadanos en sus autoridades y en sus banqueros.
Uno no termina nunca de sorprenderse ante las pretensiones de algunos iluminados. ¿Cómo s posible que deba ser ahora el gobierno de los países mas ricos el que deba prestar el dinero de los ciudadanos para que los bancos no cierren sus puertas y nos hundamos en la miseria?, ¿quien me puede explicar esta sinrazón? Leia hace unos días que la compañía General Motors amenazaba al gobierno de EE.UU. con cerrar sus fábricas si no recibía de este un montón de millones de dólares. ¿Será posible poner orden en este asunto?
Es bueno conocer otros países y otras gentes para comprobar que los problemas son comunes y que la perspectiva que nos da el pequeño agujero en el que vivimos es muy pobre y fuera de la realidad. Cuando vuelva de mi viaje, quizá les cuente lo que me cuenten algunos amigos que tengo allá en Ecuador sobre estos asuntos.
Me temo que hemos cerrado la puerta que nos conduce al bienestar la libertad la justicia social y al progreso y hemos tirado la llave al “pozo de las mentiras”. No es necesario que ustedes salgan de Tomelloso ni de nuestra región para comprobar que estamos gobernados por una clase política que gobierna de espaldas al pueblo y que poco le importa lo que digamos, pidamos o exijamos los ciudadanos en relación con el reparto justo de los presupuestos, los bienes y los servicios públicos. Los dineros irán donde su “injusta voluntad” diga, y los favores caerán sobre los que les aplauden y les mantienen con su “voto comprado” en el poder. Esta es una verdad que debemos escribir en el preámbulo de esta nueva “guía de usuario” que ahora los salvados del planeta y de mi pueblo van a escribir. Asumir esa realidad, revelarse a ella y descubrir a los culpables es la primera tarea que debemos acometer. El modelo es común y vale para nuestro pueblo, nuestra región, nuestro país y nuestro mundo. ESCRIBAN SU NUEVO MANUAL DE USUARIO SEÑORES el problema esta servido.
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