sábado, 16 de junio de 2007

Pasteur

Nacido el 27 de diciembre de 1822 en Francia, desarrolló a lo largo de su vida una vasta labor de investigación que aportó a la biología y a la medicina los pilares sobre los que se sustentan en la actualidad.

Inicialmente la formación académica de Pasteur curiosamente no fue en biología o medicina, fue en química, pero sus estudios y preocupaciones por el mundo de la química le llevaron a la biología y posteriormente a la medicina. En química sentó las bases de la polarimetría, es decir, los efectos que provoca la luz polarizada sobre las sustancias, pudiéndose estudiar su estructura a raíz de estos. De este modo facilitó el estudio de la química orgánica. Agotada esta primera etapa de dedicación a la química se acercó al mundo de las encimas y los fermentos, concretando sus trabajos a los problemas de la fermentación del vino y de la cerveza.

Cuando Pasteur se asomó al mundo de la biología quedó fascinado por las pequeñas unidades de vida que suponen las bacterias, y decidió aplicar su capacidad de observación y disciplina científica a este campo. Cuando enfocó un microscopio hacia los fermentos del vino, comprendió que hay un invisible mundo animado presente en el resto de seres vivos y que era responsable de algunos fenómenos hasta aquel momento calificados de "misteriosos". La vigente teoría de la "Generación espontánea", que apoyaba la ciencia oficial encabezada por Berzelius y otros denominados "vitalistas", fue puesta en entredicho.

Pasteur asestó el último y definitivo golpe contra los vitalistas y su teoría de la generación espontánea de la vida. Estudió y experimentó con innumerables cultivos bacteriológicos.

No quedó ninguna duda de que esos microscópicos seres eran los que provocaban el avinagramiento del vino, y ante el asombro de los vinateros de la época consiguió paliar un problema al que nadie había sabido dar solución.

Pasteur nos enseño que calentando un líquido como la leche, el vino o el agua conseguimos matar las minúsculas células vivas de los gérmenes que los pueblan, y de esa manera evitamos procesos biológicos de degeneración del líquido, así como las numerosas enfermedades que podríamos adquirir al ingerir estos líquidos, siendo pasto de bacterias, bacilos y demás gérmenes. Al procedimiento se le denomina "pasteurización" y gracias a él se han podido erradicar enfermedades y salvar numerosas vidas.

Una vez inmerso en los misterios de la biología, le resultó fácil al insigne científico francés pasar a la medicina y abordar los problemas de las infecciones, así como las enfermedades derivadas de la falta de asepsia hospitalaria.

Pasteur demostró que los gérmenes presentes en el aire y el propio instrumental eran los responsables de la infección de las heridas y de la transmisión de enfermedades. Pasteur era un hombre con un sentido muy práctico de la investigación. La mayoría de sus estudios se orientaban hacia problemas que atenazaban a las gentes de su época. Su pragmatismo, siempre generoso, le puso en contacto con asuntos relacionados con el mundo de la industria y la sanidad, de tal manera, que ello le reportó una reputación de benefactor de su país y de la humanidad.

Estudiando el problema de los parásitos que acosaban a los gusanos de seda y que amenazaba con arruinar esta industria en Francia, comprendió los mecanismos que afectan a una epidemia, y dictó normas de aislamiento, limpieza de los gusanos infectados y sus lugares de anidamiento, poniendo asi fin a aquella pesadilla. Pero esto fue la forma de entrar en un nuevo campo de investigación: las enfermedades contagiosas. Postuló la "teoría del germen de la enfermedad" que sin duda fue el descubrimiento médico más importante hasta el momento y de cuyo estudio e investigación la humanidad entera ha recibido un impagable servicio de este gran hombre de ciencia.

Las bacterias pasaron a ser el centro de interés de los biólogos y los médicos, iniciándose un cuerpo teórico y experimental que posibilitó el avance de estas dos ciencias.

Pasteur estudió otras enfermedades infecciosas como el carbunclo que afectaba a los rebaños, y fue precisamente con rebaños con los que inició sus experimentos encaminados al desarrollo de mecanismos de inmunidad frente al agente infectante. Descubrió que inoculando sueros de animales, que habían superado la enfermedad, en animales sanos, se conseguía que la virulencia de la enfermedad disminuyese o fuera nula en el animal tratado. Estos experimentos le llevaron a la conclusión de que efectivamente se podía provocar la inmunización del animal frente a la enfermedad.

El experimento definitivo lo llevó a cabo Pasteur en 1885 con un joven pastor que había sido atacado por un perro rabioso y del que sólo se esperaba su irremisible muerte. Inyectó al pastor una vacuna que había preparado partiendo del espinazo secado de animales afectados de rabia, y el muchacho fue salvado de la muerte. Este nuevo invento se llamó "Vacuna", y es la base de la nueva rama de la medicina llamada "Inmunología".

Hoy, cien años después de la muerte de Pasteur, no podemos dejar de recordar lo mucho que debemos a este hombre. El Instituto Pasteur, fundado en su honor, es hoy en día uno de los centros más prestigiosos dedicados a la biología y a la medicina. Los avances de la ciencia en estos últimos cien años han sido vertiginosos, pero sin las aportaciones de estos hombres de ciencia no hubiesen podido producirse.

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