Recientemente todos los españoles pudimos escuchar las declaraciones que hacia el líder de la oposición Mariano Rajoy en relación con el cambio climático, en las que desdramatizaba la cuestión, no concediéndole el carácter de “problema prioritario” en nuestra sociedad. También leímos y escuchamos la inmediata respuesta que dieron la mayoría de los líderes políticos de nuestro país, algunas comunidades científicas y responsables de agencias de medio ambiente u organizaciones ecologistas y el propio ex vicepresidente de los EE.UU. Al Gore. Lo que más sorprende en este asunto es que a la opinión pública le llama mucho la atención y se escandaliza cuando un político se define de la manera que lo hizo el señor Rajoy y sin embargo ni los medios de comunicación ni la opinión pública se conmocionan ante los informes científicos de los organismos encargados del estudio del cambio climático o de cualquier organización o comunidad científica. Vaya por delante mi absoluto rechazo a las palabras de líder del PP y desde luego mi preocupación ante un partido del nivel de implantación de éste, en el que su líder piense así de un tema tan grave como es el deterioro de nuestro planeta.
Parece que se le concede más importancia a las declaraciones de un político con un notable grado de “incultura científica” que a los informes de un panel de expertos de la ONU. Sinceramente creo que a la gravedad del cambio climático se suma la irresponsabilidad de los políticos y de una manera muy influyente el tratamiento mediático de las noticias. Es difícil entender que nuestra sociedad atienda más a las llamadas de políticos en precampaña que a las alarmas que se están dando en nuestro planeta de la gravedad de este proceso. Es realmente muy preocupante y creo que se debe reconsiderar el papel de los medios de comunicación en la concienciación de los problemas de nuestro planeta. Me pregunto por que no nos hemos echado a la calle los ciudadanos cuando hemos conocido el resultado de las cumbres del clima, las reuniones del G7 o del FMI (Fondo Monetario Internacional) y sin embargo prestamos atención a las palabras de un líder político que fundamenta su opinión en lo que le contó un primo suyo que es profesor. Esto mis queridos lectores demuestra una falta de madurez en la sociedad.
La pregunta que debemos hacernos es quién cree realmente lo que dicen los unos y los otros y cuales son las motivaciones por las que nos movemos los ciudadanos y asumimos posturas de compromiso. Esa es la clave del problema. Mañana saldrá un famoso presentador de televisión, un cantante o una modelo y nos dirá cualquier estupidez relacionada con el cambio climático y nos la creeremos.
Es conveniente recordar a los ciudadanos que los políticos actúan en muchas ocasiones con notable irresponsabilidad cuando se trata de temas relacionados con el medio ambiente. La mayoría de los partidos, cuando concurrían en las últimas elecciones, ponían en sus programas políticos palabras como crecimiento sostenible, respeto al medio ambiente, reducción de emisiones de CO2 y toda una serie de mensajes que desgraciadamente son reclamos publicitarios para que los ciudadanos les voten. Creo que ante opiniones como la vertida por el Sr. Rajoy, tan irresponsables y poco acertadas, se debe reaccionar y hacerlo exigiendo de nuestros políticos una mayor compromiso en sus acciones y opiniones.
Es cierto que hay informes científicos que quitan importancia al problema del cambio climático, científicos e informes que son usados por determinados grupos de poder para embaucar a ciudadanos confundidos y carentes de información veraz. Esta minoría de científicos y organismos que emiten estos informes no deberían ser tenidos en cuenta por los medios de comunicación, ya que, en la mayoría de los casos, lo que buscan es sencillamente audiencias sin importarles el daño que produce la difusión de mentiras y verdades a medias entre los ciudadanos.
Para los alarmistas y defensores de las teorías catastrofistas conviene recordarles que también hay intereses económicos y geoestratégicos en quienes defienden las tesis ecologistas idílicas. De un tiempo a esta parte un sector muy importante de los grandes inversores de la banca internacional esta depositando su dinero en empresas que abanderan proyectos ecológicos en algunos casos de dudoso respeto al medio ambiente.
Lamentablemente en nuestra sociedad, son muchas las personas que vierten su opinión en los medios con un gran desconocimiento, son invitados a hacerlo sencillamente por que son famosos o simplemente polemistas. En los países desarrollados, curiosamente, no existe una sociedad medianamente alfabetizada en el área de la ciencia y la tecnología, más bien tenemos una sociedad que es usuaria y consumista de productos tecnológicos derivados de la propia investigación científica, que es bien distinto. Tal es el caso del vicepresidente Al Gore al que habría que preguntarle que es lo que hizo para luchar contra el cambio climático cuando ejerció su puesto de vicepresidente de los EE.UU. y cual es su nivel de conocimiento real de la problemática en cuestión. En este asunto no vale con ser un “apóstol iluminado” que predique el venidero Apocalipsis, y se dedique a mover conciencias, con documentales impactantes.
No debemos confundir a los mensajeros con el mensaje pues en ello también podemos ser víctimas de manipulación. Lo razonable, en mi opinión, es la promoción de valores en la sociedad que se encaminen al conocimiento de los problemas, a la detección de las causas y a la identificación de las soluciones reales, todo ello como ya he dicho en el seno de una mínima “alfabetización científica” del ciudadano. Mi apuesta en esta cuestión es por la formación de los ciudadanos. Es preciso practicar una “pedagogía del respeto al medio ambiente”.
No podemos ir diciendo por ahí que la energía solar, el bio-diesel, o la agricultura ecológica son las claves para salvar el planeta si a la vez no explicamos lo que es el “consumo responsable”, el ahorro energético, el reciclado de los residuos, la utilización responsable del agua, y sobre todo al derecho que tienen todo los pueblos de mundo a la alimentación, la sanidad y la educación. No es suficiente el desarrollo de las energías renovables para conseguir un crecimiento sostenible ya que también puede convertirse en “desarrollo infraccionario” la mala utilización de los recursos renovables y el abandono de más de la mitad de la población mundial a su suerte, víctimas de las enfermedades y el hambre.
En una sociedad madura y con un nivel mínimo de conocimiento sobre el cambio climático y sus consecuencias seguramente el Sr. Rajoy no hubiese dicho la estupidez que dijo, ni tampoco el Sr. Al Gore andaría volando en avión privado y cobrando grandes sumas de dinero por predicar su mensaje o recibiendo premios que más bien son debidos a su fama como “agitador de conciencias” que realmente al trabajo científico realizado y la aportación de soluciones realmente valiosas.
En mi opinión los ciudadanos debemos ser fundamentalmente críticos y defender de manera real y eficaz los valores de respeto al medio y solidaridad con el tercer mundo al que poco tomamos en consideración cuando hablamos del cambio climático y de las emisiones de CO2. Ellos son las primeras victimas de nuestros errores. Al Sr. Rajoy le deberíamos enviar a la universidad a estudiar ecología o prohibirle hablar en público de lo que no sabe.
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